Curiosamente, Baltazar Grazón contó con el apoyo institucional de España cuando trató de investigar los crímenes de ciertas dictaduras iberoamericanas, pero cuando se le ocurrió ver su casa por dentro la cosa cambió: ¿doble moral?
Los familiares de las víctimas del periodo franquista quedan abandonados por los tribunales de justicia; sus esfuerzos para saber dónde están enterrados sus familiares, reciben una paletada más de tierra e impunidad, para que el olvido, esta vez decretado de manera más o menos oficial y cómplice… se haga concreto.
La derecha española podía estar y respirar tranquila: Baltasar Garzón no pretendía llevar al potro de tortura a los alcaldes de los cientos de ciudades que colocaron el nombre de Franco en sus calles. Ningún concejal de la derecha iba a ser sacado de su casa durante la noche y llevado a un cementerio para ser fusilado sin juicio.
La investigación de Baltasar Garzón no buscaba demostrar que el franquismo no solo mató a los republicanos, sino que robó a los vencidos, que fueron saqueados, como lo establecieron los tribunales políticos del franquismo, adjuntándoles además abultadas multas.
¡La de veces que hemos oído hablar de las Leyes de Punto y Final en Chile o Argentina y miren por donde las tenemos en casa! Al final, señoras y señores, queda claro que estamos en manos de un puñado de falangistas y queda claro que el que se mueve no sale en la foto.
Somos muchos los que opinamos lo mismo: Vergüenza
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